sábado, 17 de noviembre de 2035

The Cut&Paste Manifesto

Se trata de suturas y percusiones.
El cuerpo no es más que un conjunto de válvulas, articulaciones, cámaras, objetivos, sistemas de transmisión y comunicaciones. De unas relaciones de poder/saber que nos inscriben y delimitan en unos cánones corpo-sexuales (corpus delicti) pasamos a unas relaciones de placer/saber (corpus delecti) que se reapropian de las tecnologías normalizadoras para maximizar las superficies erógenas, siguiendo el dictamen de unos deseos, cambiantes y polimorfos. En este sentido Corpus Deleicti introduce una reiteración performativa en el nombre y se apropia de los dos conceptos, delicti y delecti, para generar una doble significación, deleicti. De esta manera se opera una mutación del poder/saber y encarna todos los cuerpos que desean y que son al tiempo marcados como delictivos (deformes y patológicos). “Deleictir” abre el cuerpo a conexiones de agenciamiento, placeres, fantasías, lenguaje, técnicas e imaginarios en una rica e infiel heteroglosía.

El objetivo de Corpus Deleicti es reflexionar sobre la construcción del género y sus representaciones visuales y discursivas. Entiende el género como un conjunto complejo de tecnologías (médicas, legales, religiosas, visuales…), que producen construcciones corporales de la masculinidad, la feminidad y la sexualidad. En el sistema occidental estas tecnologías obedecen a unas normas de heterosexualidad obligatoria. Se opera por división y fragmentación del cuerpo, creando una diferencia sexual (hombre/mujer, masculino/femenino) con efectos políticos, sociales, culturales y económicos dicotómicos, opositivos y desiguales. Estos efectos se ven también producidos por las interrelaciones entre el género y otros ejes estructurantes de identidad como la edad, la clase social, la raza, la discapacidad o la sexualidad. De esta manera las estructuras de poder del estado organizan a las personas y los cuerpos en un plano semiótico-material diseñado como una forma de controlar el comportamiento humano y mantener este control para el futuro.

Corpus Deleicti interroga este régimen de economía visual, explorando cuestiones relacionadas con las prácticas de corporización, de deseo, las políticas (post)identitarias, la sexualización del espacio público…

¿Qué puede ser visto y representado?
¿Bajo qué condiciones de visibilidad?
¿Mediante qué procesos de producción?
¿Para quién?

Utiliza el performance y la imagen como práctica de intervención en la esfera pública y como estrategia política de visibilización, reflexión y subversión de representaciones normativas. El performance ofrece tanto la posibilidad de encarnación y autorepresentación como de normativización. Opera a través de una serie de estratificaciones socio-culturales como el género, la sexualidad, la raza, la clase, la religión… donde se constituyen diferentes posiciones de sujeto a través de diferentes lenguajes. Corpus Deleicti se sitúa en el intersticio de la acción performativa, que permite emerger en el momento de la actuación un sujeto político colectivo capaz de generar transformación.

Corpus Deleicti desgarra el corsé de la política de izquierdas, para dejar lugar a las prácticas políticas subversivas y a la vez placenteras y divertidas. No obedece a los parámetros de eficiencia y productividad capitalistas; no se basa en una estructura jerárquica de división del trabajo, ni se rige por estimaciones numéricas u objetivos mercantiles. Siempre se trabaja en grupo. Necesitamos nuestros mediadores para expresarnos, sean reales o imaginarios, animados u inanimados;
¿Cómo estrategia?
El acople sinérgico de redes de trabajo, creando un sistema o “work in progress” mutante, que adapta sus tácticas en función de los contextos y las circunstancias específicas, y la intervención en espacios liminales, intersticios socio-culturales híbridos y en las fisuras penetrables del sistema y el establishment. Ocupamos el espacio público para desterritorializar al enemigo mediante la ruptura interna de su territorio, desterritorializándonos a nosotros mismos, yendo a otras partes, en un ejercicio performativo que parodia la necesidad de ejercer la fuerza antes que la reflexión crítica o el compromiso con la educación social como fórmulas de resistencia y desestabilización del orden.

El secreto, la velocidad y el afecto son nuestras estrategias de resistencia al
terrorismo binario,al colapso del significante y el significado.